América Latina y el Caribe frente a la anulación de Roe vs. Wade
A seis meses de cumplir 50 años de vigencia el fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos, mediante el cual dictaminó que la Constitución protege la libertad de una mujer embarazada para elegir abortar sin restricciones gubernamentales durante los tres primeros meses de embarazo, fue revocado el viernes 24 de junio.
A partir de esta fecha, cada Estado de la Unión Americana será quien tome la decisión de permitir o prohibir el aborto. Por lo tanto, deja de ser un derecho constitucional vigente en todo el territorio y vuelve las cosas como estaban antes del 22 de enero de 1973, fecha del fallo en el litigio conocido como Roe vs. Wade.
El fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos (5 a favor, 4 en contra) no convierte en ilegal el aborto, sino que deja a las legislaturas estatales la decisión de restringirlo totalmente, como lo han anunciado algunos estados como Misuri, Luisiana, Alabama y Dakota del Sur, o de mantener o ampliar el espectro legal que permite abortar a una mujer.
La clave del fallo del pasado viernes –un fallo histórico, solamente comparable en la historia reciente de Estados Unidos con el caso Brown vs. Board of Education, cuando, en 1954, los jueces revirtieron seis décadas de precedentes y anularon las leyes que autorizaban la segregación racial—está en el escrito del juez Samuel Alito:
“La Constitución no hace ninguna referencia al aborto y ninguno de sus artículos protege implícitamente este derecho (…) Roe versus Wade debe ser anulado (…) Es hora de devolver el tema del aborto a los representantes elegidos por el pueblo»
En otras palabras, serán los Estados –con independencia del máximo tribunal—los que decidan sobre el aborto y no un tribunal supremo cuyos miembros no son electos en las urnas, sino por el Senado a propuesta del Presidente.
Para saber cuáles podrían ser las posibles repercusiones de este fallo con respecto a Latinoamérica y el Caribe, es necesario echar un vistazo rápido al estado que guarda el aborto en la región que concentra el mayor número de católicos del mundo (con tres de los cinco países que encabezan la lista en este rubro: Brasil, México y Colombia).
En la actualidad, tras el fallo de la Corte Constitucional de Colombia, dado en febrero de este año, mismo que despenalizó el aborto hasta las 24 semanas de gestación, son seis los países en la región que permiten el aborto en plazos determinados: la mencionada Colombia, Cuba, Puerto Rico, la Guyana Francesa, Argentina y Uruguay.
Por lo que respecta a México, en 2007 comenzó la despenalización del aborto en la capital del país (CDMX) a la que le han seguido los estados de Oaxaca, Hidalgo, Veracruz, Baja California, Colima, Sinaloa y Guerrero. En estos estados de la República Mexicana se permite a las mujeres abortar de forma legal hasta las 12 semanas de gestación.
Pero, en general, en la región el aborto está prohibido con excepciones muy concretas —riesgos para la salud de la madre o el bebé, violaciones o incestos— y en algunos casos como en República Dominicana, Haití, Honduras, Nicaragua y El Salvador, el aborto está prohibido bajo cualquier circunstancia.
¿Influirá la decisión estadounidense?
El panorama político de la región no vaticina un efecto parejo de la decisión de anular Roe vs. Wade. Gobiernos de izquierda, como el de Nicaragua, mantienen prohibición total del aborto. Y otros, como el de Cuba, lo permiten. Sin embargo, hay un tema que puede destacarse: la noción de que las decisiones que parecían inamovibles pueden ser despojadas de esa condición.
La ministra en retiro y actual senadora mexicana Olga Sánchez-Cordero, perteneciente al gobernante partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) escribió en su cuenta de twitter:
Esta decisión contraria a Roe vs Wade es un enorme retroceso en los derechos sexuales y reproductivos (de las mujeres) (…) Hay que seguir luchando todos los días por conservar los derechos y los espacios ganados, porque en cualquier momento nos los arrebatan. México y Latinoamérica tenemos que seguir llevando la vanguardia. Ni un paso atrás
El llamado que hace Sánchez-Cordero a México y América Latina tiene que ver con la conformación del eje de izquierda que se ha construido entre México, Argentina y, recientemente, Colombia, con la elección de Gustavo Petro. Lo cual vaticina una extensión del tema del aborto, que volverá a ser crucial en los procesos electorales por venir, tanto como en los procesos estatales y locales.
La defensa de la vida se ha anotado un triunfo indudable en el caso de la anulación de Roe vs Wade. Sin embargo, la lucha queda muy lejos de haber concluido. Y más en democracias tan débiles como las de la región.