Aumento de precios incrementará la pobreza en AL y el Caribe: Cepal
América Latina y el Caribe vuelve este año a la tendencia de bajo crecimiento que arrastraba antes de la pandemia de coronavirus, pero ahora en un “contexto mucho más complejo”. El acelerado aumento de precios con una persistente caída de la inversión presionará al alza la pobreza, que abarcará a uno de cada tres habitantes y la amplificación del malestar social, reportó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Antes de covid, América Latina y el Caribe venía “haciéndolo muy mal” en términos de crecimiento: un promedio de 0.6 por ciento durante seis años, antes de que 2020 se registrara la mayor caída en un siglo y luego viniera el rebote de 2021, explicó Daniel Titelman, director de la División de Desarrollo Económico de la Cepal. Ahora se suma que “el tema del aumento en el precio de los alimentos y la energía es brutal”, agregó.
Mientras el promedio de la inflación de 2005 a 2019 fue de 4.1 por ciento anual en la región, en junio de 2022 alcanzó 8.4 por ciento. Es decir, se duplicó. Por arriba del incremento generalizado de precios destacan los de la energía, con un avance de 15.2 por ciento y los alimentos con uno de 12 por ciento. Ambos empujados por la importación de los choques internacionales.
La inflación por sí misma provocará un incremento de la pobreza, que se estima cubra a 33 por ciento de la población en América Latina y el Caribe al cierre de este año y de la pobreza extrema, para la que se proyecta una proporción de 14.5 por ciento. Ambos datos pueden crecer otro poco si al avance de precios se suma un crecimiento de la economía e inversión en declive, amplió Mario Cimoli, secretario ejecutivo interino de la Cepal.
Crisis acumulada por 14 años
El funcionario explicó que el entorno económico actual es más complejo respecto a lo registrado antes de la pandemia y dista de ser similar a las crisis de deuda y alta inflación que vivió la región durante la década de los 80 —en gran parte provocadas por factores internos—, por lo que “no se pueden analizar con los mismo términos”.
Ahora se enfrenta el resultado de una “secuencia de crisis” en la economía global, que se han venido persiguiendo y empalmando desde 2008. Si bien son factores importados, hay problemas estructurales en América Latina, como la parca inversión y el bajo crecimiento, que amplifican los choques, agregó Cimoli.
En este contexto, recalcó que usar la política monetaria como principal herramienta para contener el incremento importado de precios implica “tirar con un cañón a un arito chiquitito”, siendo que lo necesario es “observar muy bien las causas de la inflación” y ampliar las herramientas con las que cuentan los bancos centrales, lo mismo que la política fiscal.
La Cepal destacó que América Latina se ha centrado en usar la tasa de interés como control al incremento de precios, pero hay otros elementos convencionales y no convencionales que pueden ayudar en este punto: las intervenciones en el mercado, los forwards y las líneas de crédito; mientras en el plano de la estabilidad financiera se puede recurrir a la regulación de flujos financieros (su entrada y salida).
Titelman expuso que los bancos centrales de las economías de altos ingresos han sido relativamente cautos, pero las presiones inflacionarias han empujado las tasas de interés. Lo que ya se ha reflejado en una caída de 13 por ciento en los flujos de cartera hacia las economías de América Latina y ha disparado el índice de riesgo soberano en algunos países.
El director de la División de Desarrollo Económico sostuvo que, en general, las cicatrices de la pandemia muestran que ésta dista de ser un choque temporal. Se espera que la región crezca 2.7 por ciento este año y la desaceleración continúe. Bajo estas perspectivas, si no aumenta la inversión, no hay muchas alternativas para reducir la pobreza, desigualdad e informalidad en la región, enfatizó.