Branson: de vender discos en el sótano de una iglesia a viajar al espacio
El director de su escuela le dijo que terminaría en prisión o se convertiría en millonario, el empresario decidió concentrar sus esfuerzos en la segunda de las predicciones
Richard Branson es un hombre hecho a sí mismo o lo que es lo mismo un “self made man”,un término acuñado en EE.UU para referirse a aquellos que aún proviniendo de circunstancias poco prometedoras, se las arreglan para convertirse en grandes triunfadores. Nacido el 18 de julio de 1950 en Blackheath, Londres, fruto del matrimonio entre el abogado Edward Branson y la asistente de vuelo Eve Huntley-Flind, Richard es el mayor de tres hermanos. Mal estudiante en la escuela padecía de dislexia, un problema que afectó mucho a su rendimiento académico. El último día de clase, el director le dijo a Richard que terminaría en prisión o se convertiría en millonario. Apoyado en todo momento por la confianza ciega de sus padres, Branson decidió concentrar sus esfuerzos en la segunda de las predicciones.
Sus inicios
Con una visión privilegiada para los negocios, a los 16 años, o lo que es lo mismo allá por 1966, decidió lanzar una revista llamada Student, que en un principio tuvo una gran aceptación y que utilizó como medio para anunciar el que sería su segundo negocio una compañía discográfica de venta por correo cuya sede estaba situada en el sótano de una iglesia local. Su idea fue un auténtico éxito, dado que sus gastos generales eran menores que los de las grandes tiendas de discos de Londres, pudo vender sus copias a un precio mucho más bajo, haciéndose así con una clientela de lo más fiel. La empresa fue bautizada bajo el nombre de Virgin, dado que todos los que trabajaban con él no tenían experiencia en la vida o los negocios.
Las cosas fueron tan bien, que en 1971 Branson decidió abrir un primera tienda de discos en Londres y tan solo un año después se aventuró a lanzar su propio sello discográfico, Virgin Records. Para ello compró una finca en el campo y construyó allí un estudio de grabación, que comenzó a alquilar a diferentes grupos de música, incluidos a aquellos que otros estudios habían rechazado con anterioridad, como Sex Pistols o Can y Culture Club. En el estudio de Richard había hueco para todo el mundo y pronto se hizo super conocido. Grabaron los Rolling Stones, UB40 y se gestó el exitoso álbum de “Tubular Bells” de Mike Oldfield, entre otros muchos. Virgin Records se convirtió así en el sello discográfico independiente más grande del mundo. En 1980, Virgin Records se internacionalizó, ampliando el negocio con Virgin Vision en 1983, una división de distribución de películas y videos y Virgin Games, abriéndose así mercado el demandado mundo de los videojuegos.
Un viaje frustrado le llevó a crear su propia compañía aérea
Pero todo esto no habría hecho nada más que empezar, sobre esta misma época, los principios de los 80, Branson estaba de viaje en Puerto Rico cuando su vuelo de vuelta a casa fue cancelado, dejándolo a él, a su mujer y a los demás pasajeros varados en el aeropuerto. Lejos de quedarse con los brazos cruzados, el empresario fletó un avión, dividió el coste del avión por la cantidad de asientos y cobró a cada pasajero 30 euros. Unos meses más tarde lanzó su compañía aérea transatlántica Virgin Atlantic Airways, mientras que su imperio Virgin seguía creciendo exponencialmente con el lanzamiento de una estación de música vía satélite las 24 horas, creando su propia agencia (Virgin Holidays) y llegando a tener unas 100 empresas relacionadas con el entretenimiento.
Sin embargo, su compañía aérea no era todo lo solidada que él había planeado, en parte por los continuos ataques de su principal competidora British Airways, de la que se descubriría tiempo después que habría estaba pirateando los sistemas informáticos de Virgin Atlantic, robando clientes y difundiendo noticias inexactas sobre la compañía. British Airways tuvo que pagar una multa de un millón de euros al empresario, pero el daño ya estaba hecho y Branson se vio obligado a vender Virgin Records para mantener a flote sus aviones, sin embargo mantuvo el resto de sus negocio e incluso lanzó algunos nuevos como Virgin Direct Personal Financial Services, Virgin Trains, Virgin Cosmetics, Virgin Mobile, Virgin Fuel y Virgin Racing, entre otros muchos. “Mi interés por la vida proviene de plantearme retos enormes, aparentemente inalcanzables, y tratar de superarlos” ha declarado en más de una ocasión el magnate y así ha sido.
A la conquista del espacio
Tras probar suerte y triunfar en numerosos campos, en 2004 Richard Branson anunció la formación de Virgin Galactic, cuyo principal objetivo es poder comercializar los viajes al espacio. Un sueño infantil, que de momento, el magnate, de 71 años, y sus cinco compañeros de tripulación han visto cumplido tras llegar ayer allá donde termina la atmósfera y empieza el espacio exterior a bordo de su propio cohete, el VSS Unity . “He soñado con este momento desde que era un niño, pero nada me había preparado para tener una vista de la Tierra desde el espacio. Ha sido mágico” declaraba el empresario una vez de vuelta a la tierra.
Dos matrimonio y tres hijos
Inconformista, audaz, familiar y amigo de sus amigos, Branson ha estado casado en dos ocasiones, la primera de ellas fue en 1972 con Kristen Tomassi, con la que no tuvo hijos y de la que se divorció en 1979. Diez años después,el amor volvería a llamar a su puerta y se casó con su segunda esposa, Joan Templeman, con la que tendría tres hijos: Clare Sarah, quien murió a los pocos días de nacer, Holly, quien actualmente tiene 39 años y Sam, de 36. Ambos trabajan dentro del imperio familiar y consideran a su padre todo un ejemplo a seguir. “Papá me ha enseñado que no hay nada tan urgente cómo para dejar de lado el tiempo de hablar con la gente, aprender sobre sus vidas y escuchar sus experiencias simplemente estando ahí en ese preciso momento” declaraba Holly con motivo del 71 cumpleaños de su padre.
Labor filantrópica
Recuperándose aún de la triste pérdida de su madre, Eve, fallecida el pasado mes de enero a los 96 años víctima del COVID, además de sus millonarios negocios, Branson también es conocido por su labor filantrópica. Fundó su propia ONG Virgin Unite, desde la que impulsó la creación de la Escuela Branson para ayudar a los niños con menos recursos de Sudáfrica. También es uno de los principales patrocinadores de The Elders, un grupo de líderes mundiales independientes que trabajan objetivamente para resolver conflictos globales y es signatario de Global Zero, una organización sin fines de lucro dedicada a la eliminación de las armas nucleares en todo el mundo. Además ha participado en numerosas campañas solidarias y al igual que Bill Gates y Warren Buffett forma parte de la alianza filantrópica The Giving Pledge, lo que significa que Branson se compromete a regalar al menos el 50% de su riqueza durante su vida o en el momento de su muerte.
Patrimonio y propiedades
Con un patrimonio de valorado en cinco mil millones de euros, además de su imperio empresarial, Branson posée una decena de propiedades entre las que destaca la isla Necker, un paradisiaco complejo de 30 hectáreas en las Islas Vírgenes Británicas que el magnate ha convertido en su residencia habitual. Pasto de las llamas en 2011 tras alcanzarle un rayo durante el huracán Irene y duramente golpeada en 2017 por el huracán Irma, Branson no ha dudado en convertirla en su particular ave fénix, rehabilitándola de las cenizas en ambas ocasiones. También posee Branson un chalet de nueve dormitorios en un Verbier, uno de los enclaves más exclusivos de los Alpes suizos y en 2015 adquirió una finca de más de 160 hectáreas llamada ‘Son Bunyola’, ubicada en plena sierra de la Tramuntana, en Mallorca, una propiedad que el magnate está actualmente remodelando para transformarlo, según sus propias palabras, en ‘el hotel más lujoso del Mediterráneo’.
Fuente: Hola México