Descubierta una bacteria visible al ojo humano entre los manglares del Caribe
Entre las hojas hundidas de las aguas de un manglar del Caribe, un equipo de investigadores acaba de descubrir una bacteria que desafía la idea predominante sobre el tamaño de las células bacterianas. Así, contrariamente a la noción de que los microbios solo son visibles con un microscopio, la nueva bacteria, bautizada con el nombre científico de Thiomargarita magnifica, es aproximadamente 50 veces más grande que todas las demás bacterias gigantes conocidas, y puede ser observada a simple vista.
Según los investigadores, también es bastante compleja respecto a su estructura, lo que desafía aún más los conceptos asumidos hasta ahora sobre las células bacterianas. El descubrimiento se suma al grupo de las grandes bacterias del azufre y ayuda a resolver el rompecabezas de qué factores limitan el tamaño de las células.
Thiomargarita magnifica, es aproximadamente 50 veces más grande que todas las demás bacterias gigantes conocidas
Las bacterias se consideran células individuales microscópicas con ADN que flota libremente en su citoplasma. Sin embargo, como grupo, a menudo muestran una sorprendente gama de diversidad. Ahora, en un estudio publicado en la revista Science bajo el título A centimeter-long bacterium with DNA contained in metabolically active membrane-bound organelles, el equipo de Jean-Marie Volland, investigador de la Universidad de Las Antillas y el Laboratorio para la Investigación de Sistemas complejos, acaba de añadir una nueva nota a esta sinfonía de diversidad al informar el descubrimiento y la caracterización de una bacteria oxidante de azufreque puede crecer órdenes de magnitud por encima de los límites teóricos para el tamaño de la célula bacteriana, con una organización de membrana compleja que probablemente le permitió crecer hasta tal tamaño, eludiendo las limitaciones biofísicas y bioenergéticas comunes de este reino de la vida.
Thiomargarita magnifica, una de las bacterias más grandes del mundo
El organismo se descubrió por primera vez creciendo en forma de delgados filamentos blancos en la superficie de las hojas en descomposición de los manglares tropicales poco profundos de la isla de Guadalupe, en las Antillas Menores.
Aunque en la mayoría de las ocasiones las bacterias solo suelen ser visibles con un microscopio compuesto con una capacidad de aumento de 100 a 1000 veces, esta, que alcanza un centímetro de longitud, es visible sin un microscopio. Las células de la mayoría de las especies bacterianas miden alrededor de 2 µm de largo, y algunas de las más grandes alcanzan los 750 µm. «Usando microscopía de fluorescencia, rayos X y electrónica junto con la secuenciación del genoma, caracterizamos a Thiomargarita magnifica, una bacteria que tiene una longitud celular promedio mayor a 9.000 µm y es visible a simple vista», cuenta Volland.
La mayoría de las especies bacterianas miden alrededor de 2 µm de largo, y algunas de las más grandes alcanzan los 750 µm. Thiomargarita magnifica supera las 9.000 µm.
Uno de los rasgos más particulares de Thiomargarita magnifica es que su ADN no flota libremente como sucede en el resto de las bacterias, si no que está compartimentado dentro de estructuras unidas a membranas, una característica de las células más complejas. Estos compartimentos unidos a la membrana son metabólicamente activos, según muestran los análisis de los autores, y la actividad se produce a lo largo de la longitud de la célula bacteriana.
Es posible que esta organización espacial única y el sistema de membranas bioenergéticas, que indican una ganancia de complejidad en el linaje de Thiomargarita, hayan permitido a T. magnificasuperar las limitaciones relacionadas con el tamaño y el volumen típicamente asociadas con las bacterias. Por qué estos organismos necesitan ser tan grandes es una pregunta abierta e intrigante, cuentan los autores, quienes también sugieren que es poco probable que T. magnifica represente el límite superior del tamaño de las células bacterianas. «Y es que las bacterias son infinitamente adaptables y siempre sorprendentes; nunca deben subestimarse. Nuestro descubrimiento sugiere que bacterias más grandes y complejas pueden permanecer escondidas justo ahí, delante de nuestros ojos», concluyen.