El alga que está volviendo marrón el mar Caribe: Sargazo
Está en videos, en fotos, en TiktTok, en Instagram. Un alga roja flotante llega en cantidades inmensas a las costas de paradisíacos destinos como Cancún, las Antillas o San Andrés y Providencia. Las vacaciones parecen detenidas ante islas flotantes de algas que no solo impactan visualmente porque cambian la imagen de los mares azules y cristalinos del Caribe a un marrón claro, sino que pueden afectar gravemente a las personas y los ecosistemas.
El sargazo (sargassum) es un tipo de macroalga que puede crecer varios metros. Son naturales, han existido siempre en los ecosistemas y cumplen importantes funciones como ser el hábitat y ‘guardería’ de gran cantidad de invertebrados y peces. Sin embargo, desde el 2011 la cantidad de sargazo presente en el mar ha aumentado, convirtiéndose en una grave problemática ambiental y económica que afecta a reconocidos destinos turísticos.
Según explica Natalia Rincón, bióloga con más de 10 años de experiencia en el estudio de estas algas, existen en total 10 especies de sargazo, pero solo dos de estas son las que flotan y se ven tradicionalmente en fotografías y redes sociales.
“El alga en sí no es tóxica. No es que la consumamos y la toquemos y nos cause algún daño, no. Pero cuando llega a las playas y empieza a descomponerse libera algunos gases que pueden llegar a afectar a las personas que están allí. Por ejemplo, puede liberar ácido sulfhídrico y otros compuestos orgánicos que pueden ocasionar problemas de salud para los humanos”, aclara Rincón.
De acuerdo con ella, no solo las personas, sino otras especies presentes en los ecosistemas pueden verse gravemente afectadas por la llegada del sargazo a las playas. Un ejemplo es el de las tortugas, pues, dado que el alga llega en grandes cantidades a las playas puede cubrir los sitios de anidación de aquellas y cuando las crías intentan salir de sus huevos, que están enterrados bajo tierra, no lo logran debido a que el peso del sargazo se los impide, generando finalmente la muerte de las crías.
Al Caribe llega desde dos frentes, uno es el llamado mar de los Sargazos, una inmensa plataforma flotante de algas en el Atlántico norte, que por muchos años en el siglo XVI fue el gran temor de los marineros, y se ha venido documentando el aumento de su tamaño en los últimos años. Desde allí, estas algas se mueven a partir de las corrientes oceánicas que las empujan hacia las costas y, por ejemplo, en México han permanecido de forma constante desde el 2013, cuando se documentó que cantidades atípicas arribaron a las playas y desde entonces no han dejado de llegar.
El otro frente desde donde llega el sargazo al Caribe es el sur del Atlántico, allí el río Amazonas tiene mucho que ver. La gran deforestación y los sedimentos que descarga el Amazonas, que incluyen material orgánico y gran cantidad de fertilizantes químicos para cultivos, ha generado que el sargazo crezca con mayor facilidad, en cantidades no vistas antes. Es básicamente un cóctel de 200.000 metros cúbicos por segundo que descarga el río más largo y caudaloso del mundo en el mar.
“Si continúan las alteraciones a los ecosistemas terrestres, eso repercutirá directamente en los ecosistemas marinos. Todas las actividades tienen un impacto en el mar. Ya sea cultivos, deforestación, aumento de ganadería, aumento de la descarga de aguas residuales, aumento del uso de nuevos productos que se han convertido en contaminantes emergentes, como antibióticos y medicamentos. Todo eso siempre va a llegar al mar, de alguna forma, de manera directa o indirecta”, enfatiza Rincón.
Según la experta, no se puede afirmar que los altos niveles de deforestación vistos en el último año vayan a aumentar per se la cantidad de sargazo registrada en el Caribe, dado que son más factores los que intervienen, pero sí es cierto que es un factor que deberá considerarse y cuyos efectos solo podrán verse con el tiempo y la llegada de arribazones en iguales o mayores cantidades.
En ese punto, destaca Rincón, a Colombia la ha favorecido que los destinos donde el sargazo puede llegar y afectar de mayor manera el ambiente y el turismo, que es el archipiélago de San Andrés y Providencia, ha permanecido lejos de las algas, ya que las corrientes oceánicas por su dirección no llevan las algas hasta allá todo el tiempo, sino en contadas ocasiones y en pocas cantidades.
Eso no quiere decir que la zona insular del país esté a salvo del problema, pues allí ya se han documentado arribazones de algas y aunque por ahora las afectaciones no han sido graves, lo cierto es que no se sabe si esa es una tendencia que se mantendrá así por siempre. “La dinámica de corrientes nos ha salvado de esos arribazones, pero no estamos exentos”, finaliza la experta.