El peligro de que el mediterráneo se convierta en el Caribe
Las olas de calor que azotan España este verano no solo afectan en tierra, también calientan el mar, donde la temperatura del agua se ha disparado.
El Mediterráneo alcanza estos días los 30 ºC, una subida de 6,2 ºC sobre su temperatura habitual. El Mediterráneo se aproxima al Caribe. Según los expertos, este calentamiento tendrá un impacto devastador en los ecosistemas marinos, posibles impactos de lluvias torrenciales y las famosas gotas frías y DANA y, al mismo tiempo, retroalimentan las olas de calor en tierra.
Esto es debido a que los océanos absorben y acumulan el calor, siendo imprescindibles en la lucha contra el cambio climático. La vida marina que habita en ellos se encarga de capturar el carbono en la superficie y almacenarlo a gran profundidad. Sin este servicio esencial, nuestra atmósfera contendría un 50% más de dióxido de carbono y la temperatura del planeta sería tan alta que se volvería inhabitable.
Las consecuencias de este aumento de temperaturas ya son letales para la vida marina. Las poblaciones de tiburones, que juegan un papel fundamental en la sostenibilidad de los ecosistemas marinos, se enfrentan a un enorme reto: el oxígeno está disminuyendo en las zonas costeras, y todo apunta a que esa falta de oxígeno hará que pasen cada vez más tiempo cerca de la superficie, haciéndolos más vulnerables a la pesca, según señalamos en nuestro último informe, Tiburones en Extinción.
Otras especies, como las ballenas, se ven obligadas a cambiar sus rutas y periodos de migración en busca de alimento. La joya del Mediterráneo, las praderas de Posidonia ven aumentar su mortalidad exponencialmente al igual que el plancton, motor alimenticio del mar. Por otro lado, el aumento de las temperaturas es un ingrediente extra para que las temidas plagas de medusas en nuestras playas sean más frecuentes.
A todo esto, hay que sumarle otras amenazas omnipresentes en nuestros océanos como la contaminación por plásticos, la sobrepesca o la minería en fondos marinos.
En este escenario, resulta más evidente la necesidad de proteger el hábitat de unos animales que se enfrentan a numerosas amenazas y que juegan un papel fundamental en la lucha contra la emergencia climática desde el océano. Crear grandes áreas marinas protegidas en alta mar es una de las soluciones planteadas. Áreas de resistencia para amortiguar los impactos del cambio climático.
Por primera vez en la historia los Gobiernos de todo el mundo están trabajando en un Tratado Global de los Océanos que podría ver la luz tras las negociaciones del próximo mes de agosto en Naciones Unidas. Desde Greenpeace vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para que el Tratado sea lo más ambicioso posible.
Contigo a nuestro lado, seguiremos empujando con fuerza y determinación para proteger el ecosistema más grande de la Tierra, nuestros océanos.