Las malas noticias de la Cepal para las economías de América Latina y el Caribe
En su informe anual, revelado este martes -5 de septiembre- la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reveló nuevas sombras sobre las perspectivas económicas de la región, en un contexto en el que la inflación y las tasas de interés seguirán alimentando el fantasma de la desaceleración económica, mientras las autoridades financieras luchan por seguir a flote. En su estudio, titulado “Estudio Económico de América Latina y el Caribe, 2023: El financiamiento de una transición sostenible: inversión para crecer y enfrentar el cambio climático”, esta organización prevé que las economías de la zona continúen experimentando un crecimiento modesto en los próximos años y pronostica que el Producto Interno Bruto (PIB) regional crecerá un 1,7 % en 2023, una cifra que disminuirá aún más, hasta un 1,5 %, en 2024.
Estas previsiones económicas se ven influenciadas por un entorno económico global desfavorable y desafíos regionales complejos, ya que, a pesar de las recientes reducciones en las tasas de inflación, se espera que las naciones desarrolladas mantengan políticas monetarias restrictivas, lo que significa que las tasas de interés seguirán siendo altas para las economías de América Latina y el Caribe.
Además, resalta que la deuda pública de la región sigue siendo elevada en comparación con el PIB, lo que limita aún más el espacio fiscal disponible para los países. Se anticipa un crecimiento del empleo más lento y un aumento en las demandas sociales.
José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, destacó que “el bajo crecimiento de América Latina y el Caribe se puede ver agravado por los efectos negativos de una agudización de los choques climáticos, si no se realizan las inversiones en adaptación y mitigación al cambio climático que requieren los países”.
Según el informe, se espera que todas las subregiones experimenten un menor crecimiento en 2023 en comparación con el año anterior. América del Sur verá su crecimiento reducido al 1,2 % (en contraste con el 3,7 % de 2022), mientras que Centroamérica y México crecerán un 3,0 % (frente al 3,4 % de 2022). En el Caribe, excluyendo Guyana, se proyecta un crecimiento del 4,2 %, pero esta cifra también representa una disminución significativa con respecto al 6,3 % de 2022.
“El bajo crecimiento de la actividad económica en 2023 y 2024 redundará en una desaceleración del crecimiento del empleo, cuyo crecimiento se estima en un 1,9% en 2023 y en 1,1% en 2024. De igual forma, preocupa cuál será la calidad del empleo en ese contexto de bajo crecimiento, pues es muy probable que los trabajadores se vuelvan más vulnerables, tengan menores niveles de protección social y se empleen en sectores menos productivos”, agrega el informe.
Las proyecciones para 2024 indican que el bajo dinamismo económico persistirá en la región y ante esto se espera que el contexto internacional siga siendo poco favorable, con un crecimiento global del PIB y el comercio muy por debajo de los promedios históricos. A nivel interno, se espera que el espacio fiscal siga siendo limitado, aunque la reducción de la inflación podría brindar más margen de maniobra para la política monetaria.
Para 2024, se proyecta un crecimiento promedio del 1,2% para América del Sur, 2,1% para Centroamérica y México, y 2,8% para el Caribe (sin incluir Guyana).
El informe también resalta la preocupación por la calidad del empleo en un contexto de bajo crecimiento económico, ya que los trabajadores podrían volverse más vulnerables y tener menos protección social, lo que aumentaría la inseguridad laboral y la precariedad de las condiciones de trabajo.
Para enfrentar estos desafíos económicos y climáticos, la Cepal enfatiza la importancia de impulsar la inversión pública y privada en la región, resaltando que esta es baja en la actualidad si se compara con las economías avanzadas y otras regiones en desarrollo. Este bajo nivel de inversión ha dejado a la región con una infraestructura insuficiente para estimular el crecimiento económico y promover el desarrollo productivo.
El cambio climático también es un factor crítico que afecta la economía de la región, ya que, según el informe, si no se realizan inversiones significativas en adaptación y mitigación al cambio climático, el Producto Interno Bruto (PIB) de ciertos países de la región podría disminuir entre un 9 % y un 12 % en 2050 en comparación con un escenario de crecimiento tendencial. También resalta que estas inversiones adicionales requerirían un aumento significativo en comparación con los niveles actuales.
Por último, agrega que el financiamiento desempeña un papel crucial en la capacidad de la región para abordar estos desafíos y destaca la necesidad de aumentar el financiamiento concesional que permita mantener las inversiones a lo largo del tiempo, manifestando que estos esfuerzos deben ir acompañados de políticas macroeconómicas internas que faciliten la movilización de recursos y promuevan el crecimiento sostenible.