Los Baby narcos en el Caribe Colombiano
Lo primero que hay que decir es que no se trata de una práctica nueva. Es una modalidad que ha venido ganando fuerza pero que básicamente, no deja de ser un círculo bastante cerrado. Crean firmas de abogados, empresas exportadoras, asistencias en ingeniería y son bastante cultos: tienen formación profesional, dominan otros idiomas y gozan de visa americana. Esto hace la diferencia frente a los narcos convencionales. Pero tienen, además, otras dos características importantes: la primera de ella es la ostentosidad (se emplea de manera diferente) y la segunda, es el uso de la violencia. Este último no hace parte del accionar, aunque no por eso, se abstengan de participar en la comisión de un homicidio.
El principal factor en la herencia tradicional de los narcos es el uso excesivo de la violencia como mecanismo para sostener lealtades en un negocio altamente desleal. Un ejemplo de ello, fue la masacre del Rodadero Reservado, donde Thomas Taylor Livingston, Orlando Taylor Livings-ton y Mayleen Escalona Brown, fueron asesinados y desmembrados. Sus cuerpos aparecieron en 5 maletas o la masacre de Masinga. Esta no es una práctica en los “Baby carteles” porque no fueron formados en esa herencia sanguinaria. Otro de los factores que hace la diferencia es la ostentosidad con las armas y el oro: circulan desarmados, tienen cientos de seguidores en redes sociales y se mueven entre los estratos socioeconómico más altos, lo que hace que se eleve el circulo social y con ellos los viajes, los paseos en yates y las inversiones en clínicas generales, estéticas y odontológicas. Son grandes importadores de productos chinos.
No son traquetos puesto no se definen como malhechores. No asisten a cumbres mafiosas; de hecho, no tienen ninguna relación con esa tradición, lo que los aleja de estar envueltos en tensiones, venganzas y la necesidad de expandir el negocio y las alianzas. Son narcos de estrato 6; son profesionales recién graduados, son jóvenes y algunos, son políticos. No les interesa las grandes extensiones de tierras y no viven metidos en galleras y en barrios populares.
Esta modalidad carece de alianzas con el hampa justamente porque su principal motivación es no mover grandes cantidades de droga, lo que implica, una plataforma menos robusta y no tener ningún vínculo con sectores corruptos de la fuerza pública. Empezaron en barcos camaroneros, barcos pesqueros de puertos como Taganga y fueron ampliando el negocio hasta llegar a barcos de alta escala. Sin embargo, por regla general, solo mueven entre 10 y 40 kilos. No usan containeres, no adhieren nada al cascaron del barco, no saben que es una lancha rápida. Aun así, las ganancias son muy altas.
Manejan su negocio entre las altas esferas. Mientras envían una carga, pueden fácilmente ir a esperarla por un mes. Mientras eso pasa, adquieren sofisticadas maquinarias que luego importan a través de sus empresas legalmente constituidas. Hay derroches de dinero y fiestas monumentales, pero como se camuflan en altas esferas; pasan totalmente desapercibidos.
Estos Baby narcos absorben una sociedad habida de estándares de belleza: solo es cuestión de revisar el crecimiento de las clínicas estéticas en ciudades como Barranquilla, Santa Marta y Cartagena; el crecimiento en locales comerciales y el estatus que provén modernas y costosas edificaciones.
Ahora bien, lo malo es que estas organizaciones siguen fortaleciendo un negocio que activa la violencia en diferentes regiones del país y siguen interviniendo en procesos democráticos, en los que se postulan o patrocinan, para llegar a puestos de elección popular y con ellos generar un bloqueo hacia las investigaciones en su contra y si bien, no hacen parte de las cadenas de los grandes cárteles, no por eso, dejan de ser delincuentes.
Los Baby narcos son una realidad en el Caribe Colombiano y Santa Marta no es para nada la excepción. Mientras los unos se matan por sostener y controlar un negocio, estos viajan, invierten y aumentan sus rentabilidades. Mientras lo unos están en la mira de las autoridades y de la DEA., los otros están de compras en NYC.