Meteorólogos cubanos ven «moderadas» probabilidades de un huracán originado en el Caribe
Meteorólogos cubanos ven «moderadas» las probabilidades de que se origine e intensifique al menos un huracán en el mar Caribe en una nueva evaluación de la temporada de ciclones 2023, que comenzó el 1 de junio y cerrará el 30 de noviembre próximo, refieren este miércoles medios estatales.
Las probabilidades de que se forme un huracán en el Caribe son de un 35 % y de un 50 % de que uno con origen en el océano Atlántico penetre en el área geográfica donde se ubica Cuba y demás islas caribeñas, señalan los especialistas del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología (Insmet).
De acuerdo con sus previsiones, se formarán nueve ciclones tropicales en toda la cuenca del Atlántico norte, que incluye el golfo de México y el mar Caribe, y cinco de ellos podrían alcanzar la categoría de huracán.
No se descarta que Cuba pueda ser afectada por al menos un huracán en la actual temporada, según dijo la Jefa del Centro de Pronósticos del Insmet, la experta Miriam Teresita Llanes, citada por la web Cubadebate.
«De cumplirse lo planteado por el modelo cubano, la cifra final de ciclones tropicales previstos estaría en el entorno de 13, tomando en cuenta que entre junio y julio se formaron las tormentas tropicales Arlene, Bret, Cindy y Don, esta última la única devenida huracán», precisó Llanes.
Asimismo explicó que la temperatura superficial del mar en la franja tropical del Atlántico norte y el mar Caribe muestra valores notablemente más elevados que lo habitual, condición que es «muy favorable» para el desarrollo de los ciclones tropicales.
Además señaló que los patrones atmosféricos se están ajustando gradualmente a las condiciones desfavorables que suele imponer la presencia del evento El Niño/Oscilación del Sur (ENOS), en la cuenca atlántica, para la actividad ciclónica.
Ian fue el último huracán que golpeó severamente a Cuba en septiembre de 2022, con un saldo de severas afectaciones en las provincias occidentales de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque y en menor medida La Habana.
Su impacto causó la muerte de cinco personas y dejó cuantiosos daños en más de 100.000 viviendas, la agricultura, y en los servicios de electricidad, telefónicos y el suministro de agua potable, sobre todo en Pinar del Río, la región más afectada por ese potente meteoro.