Por qué el ejercicio y la dieta a veces no alcanzan para reducir la obesidad
Cuando esta enfermedad está descontrolada, existen opciones quirúrgicas para abordarla. Expertos explican cuáles son las razones para hacerlas y las alternativas médicas seguras
En materia de prevención de la obesidad en el país está todo por hacer. Y el hecho de que 6 de cada 10 argentinos (61,6%) padezcan algún grado de exceso de peso, según la 4ta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2019 efectuada en la Argentina, es una clara evidencia de esta problemática que hoy afecta a millones de personas.
“La obesidad es una enfermedad que no le importa a nadie. Es una enfermedad minimizada. En el fondo, el principal problema que tiene la obesidad es que hay un sesgo por el cual se cree que la persona, si quiere, puede bajar de peso y solo tiene que parar de comer. Pero es como decirle al asmático ‘No hagas tanto ruido, respirá como la gente’”, explicó a Infobae el doctor Alberto Cormillot, médico especialista en nutrición.
“Por cada persona que baja de peso, hay 20 que suben porque no se hizo nada con respecto a la prevención: impulsar los bebederos en los colegios, mejorar la oferta en los kioscos de los colegios, controlar el marketing destinado a los chicos, el tamaño de las porciones, la presencia de forma descontrolada de oferta de comida en la televisión, en los jueguitos, la falta de oportunidades para la actividad física que tiene mucha gente, la falta de educación alimentaria de los padres… es una lista larga de cuestiones que estaban previstas en la ley que yo había planteado (la ley 26.396 promulgada en 2008) pero que nunca se llevó a la práctica”, lamentó Cormillot, en el Día Nacional de Lucha contra la Obesidad, instaurado desde 2017 los terceros miércoles de octubre.
En cuanto a por qué en ocasiones no alcanza con la dieta y el ejercicio físico para bajar los kilos de más y es necesario muchas veces recurrir a la cirugía metabólico-bariátrica, Cormillot explicó que cuando una persona sube de peso, está alterado un sistema de equilibrio, que en Medicina se llama homeostasis. “Por este sistema uno mantiene siempre el mismo nivel de oxígeno en la sangre, el mismo nivel de azúcar, de ácido úrico, la misma cantidad de pulsaciones. Pero en algunos casos ese equilibrio se rompe: si se rompe el equilibrio de la glucosa, aparece la diabetes; si se rompe el equilibrio del ácido úrico, aparece la gota; es decir que si se rompe cualquier equilibrio, aparecen las enfermedades. En el caso de la obesidad, se rompe un equilibrio que mantiene una determinada cantidad de grasa corporal”, precisó.
En ese sentido, el especialista argumentó que una vez que la persona subió 20, 30 o 40 kilos, el aumento de peso “toma la forma de una enfermedad crónica y la persona va a seguir con una tendencia, que se puede controlar, pero no se puede curar: una vez que aparece, igual que la diabetes o la hipertensión, se transforma en una enfermedad crónica”. Según detalló Cormillot, “hay casos en los que no se puede lograr el descenso porque son muchos los kilos de más y a la persona le cuesta pero no por una cuestión de voluntad, sino porque toda su cabeza está programada para comer”, agregó el nutricionista, quien señaló que “el cuerpo tiene memoria y va a querer volver al peso que tenía”.
Cuando una operación es necesaria
En esa línea, precisó que “cuando el exceso de peso complica la vida y hay otras enfermedades asociadas, como la diabetes, u otras patologías, se recomienda la indicación de la cirugía”. La Guía de Práctica Clínica Nacional sobre Diagnóstico y Tratamiento de la Obesidad del ministerio de salud (2011, 2014 y 2017) precisa que un paciente tiene indicación de cirugía bariátrica cuando presenta un índice de masa corporal (IMC: peso/altura2) mayor a 40 o IMC mayor a 35 asociado a diabetes, hipertensión arterial, apnea del sueño, enfermedad cardiovascular o artrosis con gran limitación funcional.
“En mi experiencia, cuantos más son los kilos de exceso y más tiempo han estado con ellos, más difícil va a ser que la persona se maneje sin una intervención tan importante como la de la cirugía”, prosiguió Cormillot, para luego aclarar: “Pero es necesario recordarle al paciente que después de la cirugía tiene que seguir en contacto con el equipo de profesionales -cirujano, nutricionista, clínico, psicólogo, etc.- para que lo vayan acompañando. Porque muchas veces las personas se confían solamente en la cirugía y después se desconectan del equipo. Y ahí es donde la cosa no funciona”.
El experto insistió en la importancia del seguimiento postquirúrgico al enfatizar que aquellos pacientes que descienden 30 o 60 kilos tras la cirugía, se enfrentan a un “mundo nuevo”. Tienen que enfrentar la modificación en los vínculos, su nueva imagen corporal y reconocerse a través de los cambios. “Algunas personas se adaptan, a otras les cuesta más, hay toda una serie de cambios que es muy difícil transitar solos”. Es importante abordar el tema del hambre emocional ya que muchas veces la tristeza, la angustia, la ira, el aburrimiento, la ansiedad, nos lleva a una ingesta compulsiva. Por eso el trabajo psicoterapeútico y las herramientas psicoeducativas son fundamentales en el tratamiento interdisciplinario del paciente con obesidad.
Vidas salvadas
Entre los adultos con obesidad, la cirugía metabólico-bariátrica se asocia con tasas de mortalidad por todas las causas sustancialmente menores y con una mayor esperanza de vida que el tratamiento médico habitual de esta enfermedad crónica. Los beneficios en términos de supervivencia son mucho más pronunciados para las personas con diabetes preexistente. Así lo reveló un reciente metaanálisis publicado en The Lancet, que incluyó a 174.772 participantes.
En concreto, a partir del análisis de 16 estudios de cohorte emparejados y un ensayo controlado prospectivo, los autores concluyeron que la cirugía metabólico-bariátrica se asoció con una reducción de la tasa de riesgo de muerte del 49,2%, mientras que la mediana de la esperanza de vida fue 6,1 años más larga que aquella de los pacientes que recibieron la atención médica habitual.
“Este estudio es muy importante porque provee una información más sólida y precisa acerca de la sobrevida a largo plazo después de la cirugía bariátrica y metabólica en adultos con obesidad”, enfatizó el doctor Estuardo Behrens, cirujano laparoscópico avanzado y cirujano bariátrico y metabólico, presidente del capítulo latinoamericano de la International Federation for the Surgery of Obesity and Metabolic Disorders (IFSOLAC).
El especialista destacó además que los efectos beneficiosos respecto de la reducción del riesgo de mortalidad por todas las causas y el aumento de la expectativa de vida no mostraron diferencias significativas entre las distintas técnicas quirúrgicas utilizadas: bypass gástrico, manga gástrica o banda gástrica.
La doctora Carla Musso, médica especialista en endocrinología y diabetes, coordinadora de Diabetes de la Fundación Favaloro, confirmó a Infobae que “la cirugía metabólico-bariátrica logra un éxito terapéutico muy importante en términos de remisión de la diabetes, ya sea parcial o completa, y a largo plazo, que es cuando la diabetes no se presenta durante un período mayor a cinco años”.
Asimismo, la especialista afirmó que, tras el procedimiento quirúrgico, un porcentaje muy elevado de pacientes “puede dejar toda la medicación que utilizaba para diabetes”, pero subrayó que es crucial el seguimiento regular por parte del equipo multidisciplinario “para detectar tempranamente los casos en que es necesario administrar alguna de las medicaciones que se han suspendido”.
La cirugía metabólico-bariátrica no solo está indicada para pacientes con diabetes y un índice de masa corporal (IMC) de más de 35, sino que a partir de la creciente evidencia científica que muestra grandes beneficios también para los pacientes con diabetes y un IMC de entre 30 y 35, es que la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD), la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) y la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad (SACO) publicaron en 2015 un consenso en el que se establecen los criterios de inclusión y exclusión para realizar la cirugía en este último grupo de pacientes.
Balón gástrico, otra alternativa
El balón intragástrico, es un tratamiento que no requiere cirugía, ni anestesia ni endoscopia y está pensado para personas con un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 27. Se estima una pérdida de entre el 10% y el 15% del peso corporal, en el transcurso de seis meses. Este tratamiento, fue presentado recientemente en el IV Congreso Argentino de Cirugía Bariátrica y Metabólica de la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad (SACO) y cuenta con aval científico.
“Se trata de un balón blando que se coloca en el estómago, se infla y le produce al paciente sensación de saciedad y evita la ansiedad. Además, como la comida permanece más tiempo en el estómago ayuda a no comer entre horas”, explicó a Infobae el doctor Miguel Braun, Director Médico de Bionut Obesidad (MN 95693).
Este tratamiento ambulatorio, se realiza en una sala de rayos para que una vez colocado el balón, los profesionales chequeen por medio de una radiografía la correcta posición de la cápsula. “Tras permanecer en el estómago aproximadamente entre 16 y 24 semanas, se abre en el balón una válvula de descarga programada que lo vacía y permite eliminarlo de forma natural a través del aparato digestivo”, agregó Braun quien aclara que es un procedimiento seguro y cómodo.
En el mundo ya se colocaron más de 40 mil con resultados exitosos. Para el profesional la posibilidad de que haya efectos secundarios es muy baja y en caso de que aclara que “se puede tratar con medicamentos”. Es importante destacar que este programa ayuda al paciente a adquirir hábitos saludables y una mejor calidad de vida a través de la reeducación alimentaria que brinda el equipo médico durante los 6 meses posteriores a la colocación del balón.
Fuente: Infobae