Retratos de resistencia y vida en el Caribe rural colombiano
A Mayelis Angarita Robles la han intentado asesinar en tres ocasiones debido a su trabajo como lideresa defensora de derechos humanos y el territorio en Montes de María, en el Caribe colombiano.
La subregión Montes de María, la cual recorrimos por dos días junto con Angarita (el 18 y 19 de junio), es un corredor montañoso, entre los departamentos de Sucre y Bolívar, bordeado por el oriente con el Río Magdalena y por el occidente con el Golfo de Morrosquillo, en el mar Caribe.
La zona es un majestuoso hábitat defendido por líderes comunitarios que, pese a amenazas de muerte, atentados y enormes limitaciones materiales, trabajan incansables por el mejoramiento de las difíciles condiciones de vida de los pueblos afro campesinos e indígenas de la zona, que son semillero de cantadoras de reconocimiento internacional, artesanas del más alto nivel y extraordinarios músicos.
El Caribe rural colombiano, sin embargo, también se caracteriza por ser un territorio de desplazados, olvidado por el Estado, saqueado por las corporaciones agroindustriales y violentado por grupos armados vinculados al narcotráfico, la extorsión, la trata de personas y el sicariato.
Pese a que Angarita ha sido señalada como objetivo militar por paramilitares en esta región, ella y otras líderes jugaron aquí un importante papel en la participación ciudadana y la vigilancia de los históricos comicios electorales del pasado 19 de junio, mismos que le dieron la victoria a Gustavo Petro y Francia Márquez.
Angarita, quien es fundadora de Narrar para Vivir, una red de 800 mujeres artesanas víctimas del conflicto armado en Montes de María, afirma que se tuvieron que organizar muy bien en estas elecciones, capacitando de manera independiente a “testigos electorales porque en la zona casi siempre se da el tema de la compra de votos, precisamente por el tema de la pobreza. También hay muchas zonas aisladas y a veces, cada cuatro años, las personas vienen a vender el voto por la oportunidad de tener algo”.
El Maestro Javier Sarabia Pedroza, director de la Danza Son de Negro de San Cayetano, en coordinación con Angarita, es otro de los líderes que cuidaron el voto a través de los “testigos electorales”.
Nosotros vigilamos que las elecciones se llevaran a cabo con tranquilidad y sin alteraciones”, dijo Sarabia, quien definió este proceso electoral como “las elecciones de la esperanza para nosotros como grupo afro. Nosotros estamos viendo unas políticas que durante mucho tiempo no nos han tenido en cuenta, no se ha tratado a fondo lo que los grupos afro necesitamos y merecemos”.
Las tierras que rodean al pequeño poblado de Nervití, ubicado a tres horas de la cabecera municipal de El Guamo, son grandes planicies húmedas y fangosas bañadas por el río Magdalena, el cual permite la formación de playones en donde los pobladores logran modestos cultivos de maíz, mismos que pierden con facilidad por las intensas lluvias.
El paisaje es exuberante, onírico. Hay montones de garzas blancas y elegantes posadas como ángeles centinelas sobre los playones. Las águilas majestuosas planean en círculos, mientras el canto de un sinfín de coloridas aves se mezcla con el aire caliente, y unos niños chacotean felices en el agua mientras su padre los vigila.
Pero el camino para llegar de El Guamo a Nervití, como la mayoría en Montes de María, es de terracería y se encuentra en muy mal estado, además de que con las lluvias del invierno muchos tramos han quedado bajo el agua. Estas condiciones, explicó el líder de la zona Gabriel Carmona, dejan a muchos pueblos, como Nervití, completamente aislados e incomunicados, y eso disminuye que nuestros pobladores, campesinos, puedan votar”.
Un campesino que viaja en mula para ir a votar, y que prefiere ocultar su nombre, pasa por un camino inundado y el agua llega hasta la mitad del cuerpo del animal. El hombre dice que hace dos horas de ida y dos de regreso, pero que vale la pena porque “queremos y necesitamos un cambio en Colombia, queremos que el nuevo presidente se comprometa con nosotros y nos apoye, porque como usted puede ver, los caminos están muy mal, las personas que tienen moto no se atreven a pasar por aquí, por eso mucha gente no sale”.
En Nervití hay una clínica en desuso porque no hay médicos. Actualmente el pueblo está atravesado por una inundación que empezó hace cuatro meses debido al desbordamiento de una de las ciénegas. Los pobladores observan un cambio radical en el comportamiento fluvial desde hace aproximadamente cinco años, mismo que podría ser producto del cambio climático.
Además de las fuertes inundaciones que dañan las viviendas y los caminos, esta radical transformación climática ha generado una escasez de pescado, lo cual resulta de enorme gravedad en un pueblo que basa su subsistencia en la pesca.
“Aquí vivimos de la pesca, pero ahora la pesca no está funcionando porque está el río crecido”, dijo Martín Antonio de la Rosa Chamorro, un líder pescador de Nervití, quien no descarta que estas afectaciones tengan alguna relación con el cambio climático “porque ahora el sol quema mucho más que antes”
Julio César Moreno, pescador de Nervití, comunidad de pescadores afectada por la escasez de pescado en el Río Magdalena
Al no haber pescado, explica de la Rosa, la pobreza que ya era una característica del lugar se ha agudizado. “Unas diez familias se han tenido que ir en este año… a veces no tenemos nada para comer”.
-¿Qué espera del nuevo gobierno en Colombia?
-Que el nuevo presidente mire estos pueblos, nos tienen abandonados, las calles no sirven, el pueblo está todo deteriorado por las inundaciones.
En la muchos pueblos de Montes de María no hay señal de internet ni de telefonía celular. Tampoco llegan los medios de comunicación. Por ello, los habitantes del pueblo de Robles, Bolívar, crearon Radio Bemba, la cual consiste en una bocina colocada en lo alto de un poste en la casa del “Señor Omar”.
“Atención Robles, mucha atención. ¡Muy buenos días! Les habla Omar desde esta linda emisora comunitaria de Robles, Radio Bemba, que es de ustedes. Se avisa que donde el señor Antonio hay cerdo fresco… y donde el señor Manuel Segura compre su canasta básica…”
Además de la información sobre asuntos domésticos, que van desde la venta de alimentos hasta la organización para hacer frente a los estragos de las inundaciones, Radio Bemba sirvió para “concientizar a la comunidad sobre la importancia de votar” en las elecciones presidenciales, contó con orgullo el señor Manuel, como le gusta que le llamen.
Yo no soy un profesional de la radio, simplemente vi la necesidad de comunicación que tenemos en el pueblo y decidí instalar mis bocinas y micrófonos, y así nació Radio Bemba. Pero estamos muy limitados, nos gustaría poder instalar más bocinas o incluso una antena para realizar otro tipo de transmisiones, que le lleguen también a otros pueblos”, anhela en voz alta el señor Omar.
Las artesanas que forman parte de Narrar para Vivir tejen hamacas, mochilas (morrales), sombreros y otros artículos típicos que venden para obtener algo de recursos. Sin embargo, denunció Surlay Sequea, representante legal de esta organización, los grupos armados de la zona se acercaron recientemente a ellas para extorsionarlas.
Y es que a las inundaciones y la pobreza material se suma el que podría ser el principal problema en Montes de María, la histórica violencia de la región, recrudecida por una reciente configuración y fortalecimiento de grupos al margen de la ley, como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y la presencia del cartel de Sinaloa (de México) que mantienen el control político y social de la zona.
En Montes de María estamos viviendo una situación de violencia muy difícil. Nosotras ahora hemos venido pasando por muchas amenazas. Yo estoy desplazada desde el mes pasado, salí de mi casa a un evento y ya no pude regresar porque me amenazaron y me dieron la orden de que no podía estar en mi municipio”, expuso Sequea.
Las acciones paramilitares contra la población se agudizaron con el paro armado decretado el pasado mes de mayo, el cual obligó al confinamiento de cuatro días a los pobladores de 11 departamentos y 135 municipios en Montes de María. Quienes no acataron el paro, sobre todo pequeños comerciantes, fueron ejecutados.
En el municipio de María la Baja, comentó la lideresa defensora de los derechos humanos Elsi Quintana, “la gente está atemorizada porque en la tarde y noche estamos viendo carros extraños, gente extraña dando vuelta en moto no sabemos quiénes son. Es difícil vivir con tanto temor”.
A nosotras nos comenzaron a llamar desde el 17 de mayo para extorsionarnos y han ido incrementando cada día más, dicen que nosotras tenemos proyectos y manejamos iniciativas productivas, y que por eso les tenemos que dar vacuna [una cuota]. Esto nos impide seguir trabajando como lo hacíamos, tenemos miedo”, reconoce Sequea.
“Montes de María tiene un antecedente de 157 masacres y más de 4 mil 172 homicidios, te puedes imaginar lo que para nosotros es trabajar por la democracia hoy en un contexto donde a nivel nacional e internacional se ve a Monte de María como un territorio de reconciliación, de paz. Y sí lo somos, hay gente muy berraca aquí, yo creo que somos demasiado berraca para seguir aquí en un territorio, cuando el precio de trabajar por la paz es tu vida», narró Angarita, quien producto de sus atentados ahora se mueve por el territorio escoltada por dos hombres armados como parte de un programa de protección a líderes amenazados en Colombia.
En la entrada de varios poblados de Montes de María hay pintas de las AGC con el nombre del jefe en la zona. La presencia de estos grupos, de acuerdo con varias testimonios para este trabajo periodístico, disparó los feminicidios, ejecuciones, desaparición forzada y está provocando una nueva ola de desplazamiento.
Días antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, los pescadores y campesinos de algunos poblados recibieron la orden “de no salir ni a trabajar ni a votar”. A pesar de todo, miles en la región acudieron a las urnas que le dieron el triunfo a la izquierda por vez primera en la historia de Colombia. Con esta noticia, transmitida por televisión, cerró el día una familia que votó por la Coalición Pacto Histórico en el casco urbano municipal de San Juan Nepomuceno.