Sin reformas, las pensiones de los trabajadores podrían reducirse a la mitad
La proyección sobre las pensiones sugiere que éstas podrían reducirse hasta la mitad de sus niveles actuales en los próximos años si no se toman medidas inmediatas. Una de ellas podría ser tan extrema como aumentar las tasas de contribución, pero eso dificultaría la creación de empleo formal, señala el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En el último texto de la serie El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe, el BID pone el foco en las pensiones y en el envejecimiento de la región y hace un “llamado de alerta para los responsables de la política pública”.
Advierte que “si no se implementan reformas a la brevedad, el aumento en la longevidad alterará el balance entre la capacidad de los países de ofrecer pensiones dignas para toda la población, y la posibilidad de mantener esa capacidad en el tiempo”.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que América Latina y el Caribe dejará de ser joven a mediados de la década de 2050, “y convergerá a un escenario de bajas tasas de natalidad y creciente longevidad”, cita el informe. “No hay duda de que este proceso de envejecimiento podría poner en jaque a los sistemas de pensiones de la región”.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2022 disminuyeron 1.1 % los nacimientos en el país respecto a los registrados en 2021. Hasta el Censo 2020, la mayor parte de la población tenía entre 10 y 20 años de edad.
Al finalizar el quinquenio 2030-2035, Argentina, Colombia, Jamaica y México “alcanzarán la fase de más personas mayores que jóvenes en la población total”, proyecta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el reporte Panorama del envejecimiento y tendencias demográficas.
Actualmente, la región se considera adulta joven porque el mayor grupo etario es el que tiene entre 20 y 39 años. Pero en 2045, quienes tienen entre 40 y 59 años serán mayoría. Para el año 2055, ésta “será considerada ‘envejecida’ debido a que la proporción de personas mayores a 60 años será la de mayor peso en la población total”, expone el BID.
Reforma al sistema de pensiones
Vivir más tiempo y mejor es una buena noticia, pero “ningún sistema de pensiones es inmune a los efectos del aumento en la longevidad”. Para Waldo Tapia, Daniel Gamboa, Ekaterina Cuéllar Khmelevskaia y Manuel García-Huitrón, especialistas del BID y autores del estudio, los sistemas de reparto o pensiones no contributivas ponen en riesgo la sostenibilidad financiera del sistema.
Y el problema con los sistemas basados en el ahorro, conocidos como de capitalización, por su parte, es que “se compromete la suficiencia”. Es decir, “los sistemas de capitalización individual tienen coberturas poco profundas, lo que se refleja en bajas pensiones, con una tasa de reemplazo promedio del 40%”.
En este tipo de modelo, que es el que tenemos en México, “la mayor longevidad es asumida por los ahorradores a través de menores pensiones”. Por eso la región requiere de reformas profundas, señala el BID.
A finales de 2020, el Congreso aprobó la propuesta de reforma al sistema de pensiones impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. El decreto redujo de 1,250 a 1,000 las semanas de cotización para tener derecho a una pensión; las personas podrán elegir entre una renta vitalicia, un retiro programado o ambas opciones.
Además, la aportación patronal por cesantía y vejez se incrementará de manera gradual hasta alcanzar un tope de 11.87% del salario base de cotización en 2030. Y las comisiones que cobran las Afore también están ya sujetas a un máximo, que es el promedio de lo que se cobra en Estados Unidos, Chile y Colombia.
Sin embargo, para el BID, “las reformas pensionales deberían plantearse como un proceso dinámico e incremental más que como un acontecimiento único cada una o dos décadas”.
Recomendaciones para aumentar las pensiones
En los últimos años, algunos países han ampliado los beneficios pensionarios a las personas trabajadoras independientes por cuenta propia y rurales, así como a las trabajadoras del hogar. Pero la cobertura sigue baja en esos colectivos.
Y de manera genera, sólo el 40% de las personas mayores de 65 años recibe una pensión contributiva “debido a la alta informalidad predominante en la región y a que los sistemas de pensiones fueron concebidos para apoyarse en un mercado laboral asalariado formal”, señala el BID.
Ante este contexto, la organización puntualiza que lo que se necesita es que “el diseño de los sistemas de pensiones debería proporcionar incentivos para promover el empleo formal” y también dejar de excluir a las mujeres de los trabajos formales y los puestos con mejores remuneraciones.
La participación femenina “es crucial para aumentar la cobertura y aligerar el peso del cambio demográfico en los sistemas de pensiones y en la sociedad en su conjunto, además de promover el desarrollo económico y remediar inequidades sociales históricas”, agrega.
Otro paso que expone la institución es mejorar la capacidad de los regímenes de inversión para generar mejores rendimientos de los ahorros pensionarios. Porque “la región muestra avances graduales en materia de inversiones, pero las posibilidades de diversificación siguen siendo limitadas”.
Además, la transformación digital también puede ayudar a los sistemas de pensiones, dice el reporte. Por ejemplo, las aplicaciones móviles facilitan el ahorro y la automatización mejora la fiscalización y el cumplimiento en el pago de aportes al sistema de pensiones.
En suma, “para abordar el cambio demográfico y construir sistemas de pensiones sostenibles hacia 2050, la región requiere un paquete coordinado de reformas que va más allá del diseño de los sistemas de pensiones”, concluye el BID.