Turistas en Islas del Caribe desean proteger el medio ambiente, pero no saben cómo hacerlo
Aunque más de la mitad de los turistas que visita las Islas del Caribe se describe a sí mismos como “conscientes ambientalmente”, menos de una cuarta parte se informa sobre la huella ambiental que dejará su viaje en renglones como generación de basura, uso de agua dulce y degradación costera. Así lo identificó un estudio realizado por biólogos de México y Estados Unidos, que fue publicado en la revista científica PLOS ONE, de la Public Library of Science.
La investigación, financiada por The Rufford Foundation, del Reino Unido, entrevistó a visitantes de dos regiones del Mar Caribe que hasta hace 15 años eran considerados paraísos prístinos e inexplorados: Isla Holbox, en Quintana Roo, México, y el archipiélago Boca del Toro, en Panamá.
El resultado plantea la posibilidad de que la identidad ecologista que asumen los propios turistas pueda ser transformada en acciones de conservación, mediante aportaciones económicas o apego a normas de conducta en los frágiles ecosistemas presentes en las islas.
“Hasta ahora nadie se ha planteado cobrar a los visitantes una cuota por el manejo de su basura, pero hay lugares donde es evidente que no se puede dejar esta carga a la población local o las autoridades de las islas. Un ejemplo es Isla Holbox donde la población flotante puede llegar a sumar 10 mil visitantes en un día y la población permanente apenas supera las 3 mil personas. Sólo con pensar cuántas botellas de plástico para agua dejan los turistas nos puede ilustrar por qué no se puede dejar toda la solución de ese problema a la población local”, explica a los lectores del diario Crónica la bióloga marina Nadia Rubio Cisneros, directora y fundadora de Mar sustentable, ciencia y conservación A.C, e investigadora afiliada al Laboratorio de Biología de la Conservación y Desarrollo Sustentable, de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
El artículo de la investigación fue titulado: “Percepciones de los turistas sobre las islas del Caribe frente a las amenazas ambientales ante la crisis sanitaria del COVID-19: Isla Holbox y Archipiélago de Bocas del Toro”. En él se explica que existen brechas de conocimiento en los sistemas socioecológicos de las pequeñas islas turísticas de América Latina.
“Comprender las percepciones de los turistas sobre su conocimiento ambiental puede ayudar a planificar acciones para prevenir la pérdida de capital natural. Esto es necesario para las economías locales”, plantea el esfuerzo en el que participaron once investigadores instituciones y asociaciones como Mar sustentable, ciencia y conservación; Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL); Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav); Northern Arizona University; Healthy Reefs for Healthy People, Universitu of North Carolina y Manta México Caribe, A.C.
Cuidado ambiental
Se documentaron las percepciones de los turistas sobre un punto de acceso turístico, la isla Holbox. Las encuestas demostraron que los turistas son conscientes de sus impactos ambientales y están interesados en minimizarlos. Los resultados se compararon con los resultados en Bocas del Toro, Panamá. Las percepciones de los turistas tenían similitudes entre los sitios impulsados por similitudes en las poblaciones de turistas con un origen geográfico común.
A pesar de esta conciencia generalizada de los visitantes sobre la huella ecológica que genera su visita, también reconocen que tienen poco conocimiento sobre cómo disminuir la carga que generan sobre el ecosistema que visitan.
“Los turistas carecen de conocimiento específico del sitio para dirigirlos hacia decisiones ambientalmente conscientes en ambas regiones. Los hallazgos sugieren la necesidad de promover acciones locales para obtener la comprensión de los turistas sobre su destino y apoyar los programas de educación sobre la conservación de la isla”, dice el reporte firmado por Nadia Rubio, Jorge Montero Muñoz, Igor Rubio Cisneros, Sara Morales Ojeda, Mónica Pech, Gabriel Ruiz Ayma, Marisol Rueda Flores, Rachel Baker, Armando Jiménez, Karen Fuentes y José González Rojas.
“Para este estudio usamos una metodología que comenzamos a construir en 2017 con el primer estudio de percepciones, que se realizó en 2017 en Boca del Toro. Es un estudio que genera resultados principalmente cualitativos pero que se suma a otros estudios que se han realizado en la región y donde se percibe que las islas del Caribe, en territorio de diferentes países, están sometidas a presiones similares; eso no dicen los estudios sobre degradación costera y eso nos dicen también estos estudios sobre las percepciones de los turistas y las dinámicas socio-ambientales que se generan alrededor”, continúa explicando Nadia Rubio Cisneros a este diario.
La investigadora regiomontana, que obtuvo su grado como Doctora en Biología Marina, en el Instituto Scripps de Oceanografía, de la Universidad de California en San Diego, explica que en la conservación de los ecosistemas de las islas no se pude dejar de considerar la conducta e impacto de los turistas por la enorme cantidad de visitantes que se registra desde el año 2000, la cual no sólo debe ser observada como un a generadora de ingresos económicos sino como causa de desafíos demográficos, administrativos e incluso sanitarios.
“En el estudio se pueden ver datos del impacto económico y sanitario que tuvo la epidemia de COVID en Holbox, es por esto que vemos que para generar cualquier plan de acción que impacte positivamente a las islas”, indica Rubio Cisneros.
En el estudio, que puede ser consultado en la liga de internet https://bit.ly/3wFTaa4 , se puede obsevar que la mayoría de los turistas sí declara conocer la fragilidad del equilibrio medioambiental en las islas, sin embargo, menos del 20 por ciento declara haber investigado antes de sus vacaciones sobre los problemas de acceso a agua dulce, disposición de desechos o erosión costera en el lugar al que se dirigieron. Tampoco investigaron si los lugares donde adquieren servicios de hospedaje o alimentación realizan acciones para el cuidado de los ecosistemas de las islas.
El estudio indica que ofrecer a los turistas las necesidades de mitigación de su impacto ambiental puede ayudar a desarrollar resiliencia para superar los efectos socioambientales adversos del turismo, los desastres ambientales y las crisis de salud como COVID-19 en las islas pequeñas.
“La investigación buscó documentar cómo son las interacciones del turismo con las comunidades locales y los ecosistemas. Originalmente no se había considerado el tema del COVID, pero al presentarse la Pandemia nos dimos cuenta de que era un parteaguas porque sí reflejó mucho esas interacciones entre los visitantes y los que viven en la comunidad. Hay soluciones que no se podrán adoptar sólo con recursos de las autoridades locales; por ejemplo, proporcionar información a los turistas sobre mejores maneras de interactuar con las islas. En esos temas se necesita ayuda externa, como la información proporcionada desde los países de origen de los visitantes”, concluye Nadia Rubio.
Holbox era considerado Paraíso prístino
Holbox, que significa en maya yucateco «hoyo negro», es una pequeña isla mexicana localizada en el extremo norte del estado de Quintana Roo, perteneciente al Municipio de Lázaro Cárdenas, Quintana Roo. Tiene una extensión de 40 kilómetros de largo y 2 de ancho, y unos 34 kilómetros de playa hacia el norte. En el año 2005, Holbox tenía una población de mil 198 habitantes según el Conteo de Población y Vivienda del INEGI. Esa población habría crecido a casi 3 mil habitantes en la actualidad.