Vinculan auge de asesinatos en islas del Caribe con armas de contrabando de EEUU

Docenas de soldados y policías se desplegaron en un barrio en las islas Turcas y Caicos una noche reciente, apenas unos días después de que el archipiélago reportara un récord de 40 asesinatos este año.

Buscaban criminales y armas ilegales que alimentan un aumento de la violencia en el Caribe mientras las autoridades luchan por controlar un flujo de armas de fuego llegadas de contrabando desde Estados Unidos.

Media hora después del inicio de la operación el 30 de octubre, un conductor intentó sacar a los agentes de la carretera mientras arrojaba una pistola a los arbustos.

“Tengan la seguridad de que seguimos comprometidos con interrumpir el flujo de armas ilícitas”, dijo horas después el superintendente de policía, Jason James.

Pero el tráfico es demasiado fuerte, y se han vinculado las armas de fuego ilegales con un aumento o un número récord de asesinatos en cada vez más islas caribeñas este año, incluyendo Trinidad y Tobago y las Bahamas.

Ninguna nación caribeña fabrica armas de fuego o municiones ni las importa a gran escala, pero representan la mitad de las 10 tasas nacionales de asesinatos más altas del mundo, según un comunicado del senador estadounidense Chris Murphy de Connecticut.

En una carta enviada a los legisladores estadounidenses a finales de septiembre, la fiscal general de Nueva York y otros 13 colegas en Estados Unidos exigieron nuevas medidas para detener el flujo de armas, y señalaron que el 90% de las armas utilizadas en el Caribe fueron compradas en Estados Unidos y enviadas de contrabando a la región.

“Las armas fabricadas en Estados Unidos están fluyendo hacia naciones y comunidades del Caribe y alimentando la violencia, el caos y tragedias sin sentido en toda la región”, escribió la fiscal general de Nueva York, Letitia James.

A mediados de 2023, el gobierno de Estados Unidos nombró a su primer coordinador para procesar casos de armas de fuego en el Caribe y ayudar a frenar el contrabando de armas desde Estados Unidos hacia la región, mientras la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF por sus siglas en inglés) ya rastreaba las armas decomisadas en el Caribe.

El año pasado se enviaron 266 armas decomisadas en las Bahamas a la ATF, junto con 234 armas de Jamaica, 162 de la República Dominicana y 143 de Trinidad y Tobago, según los datos más recientes de la agencia. La mayoría son pistolas, seguidas por pistolas semiautomáticas.

La información obtenida de las armas recuperadas puede ayudar a las autoridades en Estados Unidos a determinar dónde y cuándo fueron compradas, desencadenando una investigación de tráfico de armas de fuego a nivel nacional. Pero detener el flujo de armas es un desafío, ya que los contrabandistas las desmontan y esconden las piezas en contenedores de transporte marítimo.

“Por mucho que intentes fortalecer la infraestructura en los puertos oficiales, es básicamente como tratar de tapar un colador”, dijo Michael Jones, director ejecutivo de la Agencia de Implementación para el Crimen y la Seguridad en Caricom, un bloque comercial caribeño.

Asesinatos a plena vista

Los homicidios no son lo único que está aumentando en partes del Caribe. Hay un incremento en las armas de fuego fabricadas de manera privada usando impresoras 3D, y los pistoleros utilizan armas de más calibre y se vuelven más audaces, con personas cada vez más jóvenes cometiendo crímenes, dijo Jones.

Ahora los asesinatos se producen durante el día, y no necesariamente en tiroteo desde vehículos, dijo.

“Hay algunos que son tan descarados que se acercan a una persona, le ponen el arma en la cabeza y se marchan”

Jones dijo que las pandillas funcionan como franquicias en toda la región, con pistoleros que a veces viajan a una cierta isla para cometer el crimen y luego se van.

Las pandillas también se aprovechan de los jóvenes debido a la falta de oportunidades, dijo Jones.

“Incluso ahora, hay algunos países que te dirán que no tienen un problema de pandillas”, dijo.

Las víctimas

En una tarde reciente a finales de octubre, un empleado de 42 años de la División Forestal de Trinidad y Tobago murió baleado cuando estaba en un coche cerca de la casa de su hermano.

Fue una de las seis personas asesinadas en un lapso de 48 horas, lo que elevaba el número de muertes en la nación de dos islas y 1,4 millones de habitantes a 518 fallecidos, en comparación con los 468 asesinatos del año pasado. Sólo la isla hermana de Tobago había registrado un récord de 20 asesinatos para mediados de agosto, y la cifra sigue subiendo.

Durante una presentación presupuestaria reciente, el primer ministro, Keith Rowley, instó a los legisladores a redactar un proyecto de ley para prohibir las armas de asalto y los rifles potentes.

Los expertos dicen que muchos asesinatos en el Caribe son el resultado de violencia entre pandillas, pero cada vez más civiles se ven atrapados en el fuego cruzado.

“La proliferación de rifles fabricados de manera privada y pistolas semiautomáticas, combinada con la circulación de dispositivos de conversión, aumenta la probabilidad de que se disparen significativamente más balas durante los tiroteos criminales, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de múltiples heridas, incluyendo entre los transeúntes”, advirtió un informe de junio de la agencia Impacs de Caricom, el proyecto de investigación Small Arms Survey y otros.

Uno de esos transeúntes fue un niño de 4 años baleado en la pierna cuando estalló un tiroteo fuera de su escuela preescolar en Trinidad a fines de septiembre. La bala le fracturó un hueso.

En las Bahamas, un hombre que sostenía a su bebé de 8 meses fue baleado y asesinado a principios de octubre cuando salía de su coche, donde había otro niño de 6 años sentado. Ambos niños resultaron ilesos.

Fue el asesinato número 90 del año para las Bahamas, que hasta ahora ha reportado un aumento del 23% en asesinatos en comparación con el año pasado. Sin embargo, el crimen en general ha disminuido, según las estadísticas gubernamentales.

Jamaica, por su parte, tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo entre los países con estadísticas confiables: 53,3 por cada 100.000 personas. Para el 2 de noviembre, las estadísticas policiales registraban 960 asesinatos, una caída de casi el 20% respecto al año pasado y lejos de un récord de 1.683 homicidios reportados en 2009, aunque la violencia persiste en la isla de 2,8 millones de personas.

“Es de gran preocupación para nosotros”, dijo el primer ministro, Andrew Holness, en una conferencia de prensa en noviembre sobre tiroteos a gran escala.

A finales de octubre, cinco hombres fueron asesinados en un partido de fútbol en un barrio de Kingston que anteriormente había luchado con la violencia de pandillas. Fue la masacre más reciente en la isla.

En una visita al barrio, Holness señaló que la policía ha reducido el número de pandillas de casi 600 a 150. Mientras Jamaica ha aprobado legislación antipandillas para combatir la violencia, las Islas Turcas y Caicos aprobaron una ley a principios de octubre que permite a las autoridades ofrecer inmunidad o sentencias reducidas a quienes proporcionen información clave sobre un crimen.

La policía en Jamaica, Trinidad y Tobago y las Islas Turcas y Caicos no respondieron a mensajes reiterados para comentarios.

“Pedimos a Estados Unidos que haga más”

La mayoría de las armas de fuego enviadas de contrabando al Caribe provienen de Florida, seguidas por Georgia y Texas. Generalmente se envían directamente a una isla, aunque a veces primero pasan por un puerto en Jamaica o las Bahamas.

Se han encontrado armas de fuego dentro de artículos que van desde autos hasta lavadoras.

“Es un gran problema”, dijo James Sutton, comisionado de policía de San Cristóbal y Nieves. “Pedimos a Estados Unidos que haga más”.

La nación de dos islas ha reportado al menos 27 homicidios, la gran mayoría cometidos con armas de fuego. Se está acercando al récord de 32 asesinatos en 2016.

Haití sigue siendo la nación caribeña más afectada por las armas de fuego ilegales, que alimentan a las pandillas que controlan el 85% de la capital, Puerto Príncipe.

“A pesar del refuerzo de las medidas de embargo de armas, el tráfico de armas sigue sin remitir», afirmó un reporte del Consejo de Seguridad de la ONU publicado a finales de octubre. “Las pandillas han ido adquiriendo armas de mayor calibre, lo que resulta en más daño y plantea un mayor desafío para la policía y la misión (respaldada por la ONU)”.

El reporte señaló que el tráfico desde Estados Unidos a Haití no es un proceso sofisticado, y señaló que hay numerosas redes, a menudo basadas en conexiones familiares o sociales, y que la “gran mayoría” de los 200 contenedores que se dirigen desde el sur de Florida a Haití cada semana no son inspeccionados.

“A pesar de ser introducidas al país en pequeñas cantidades, este goteo constante se acumula rápidamente, dejando al país inundado de armas”, dijo el informe.